Consultor co-propietario de IKIGAI, Coach Ontológico, Master Practitioner en Programación Neurolinguística, Gestaltista en Desarrollo Personal y Organizacional, Consultor Sistémico Familiar y Organizacional, Facilitador por la Metodología Lego Serious Play, Posgrado en Neuromanagement, en Dirección de Marketing, Community Management y Marketing Digital, Contador y Magister en Derecho de la Integración Económica, Posgrado en Desarrollo Directivo, Director de la Tecnicatura en Comercialización Minorista, Titular Regular de la Cátedra de Comercialización Internacional y Facilitador de las Diplomaturas de Coaching Profesional y Herramientas para la Gestión del Liderazgo Organizacional en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Morón. Profesor invitado y disertante en diversos congresos y cátedras de distintas entidades.
¿Con qué frecuencia sonríes en tu día a día? ¿Qué tan a menudo eres capaz de reírte hasta de ti mism@?.
Como preparación para el artículo que estás comenzando a leer sobre el sentido del humor te propongo comenzar con La Meditación de la Sonrisa Interior. Si ya venís leyendo mis artículos, sabes que antes de comenzar necesitas armar tu espacio. ¿Cómo?
-
Encuentra ese espacio en tu casa que puedas considerar tu lugar de privacidad. Te diría tu lugar en el mundo aunque eso depende de tus recursos.
- Fundamental: Bitácora de Viaje, léase, diario íntimo, cuaderno de vivencias o con la denominación que te haga más sentido. A estas alturas, quizás lo hayas forrado con algún papel que sea de tu agrado, tenga anotaciones, símbolos, mandalas, stickers, indicaciones personales que te hagan sentido. Y obviamente, tu bolígrafo o lápiz preferido más colores, pinceles, tintas, temperas, fibras, pasteles, crayones o aquello con lo que cual te guste trabajar. Mis estudiantes siempre dicen en mi curso: “Profe, tenemos armada la cartuchera y la traemos siempre”.
- Siempre puede ayudar, que te pongas de fondo la música que más te guste y que puedas aromatizar el ambiente en el que estas con tu fragancia predilecta.
Esta lista no es restrictiva, así que siéntete libre de ampliarla con aquellos elementos que más sentido te hagan a la hora de hablar de regalarte un momento para ti.
Vamos entonces con la meditación. ¿Estás list@? Recomendación: Léela con tu voz más tranquila y grabala en algún medio antes de transitarla.
Los antiguos taoístas descubrieron que la simple sonrisa, además de relajar la mente, provoca una profunda relajación de todos los órganos del cuerpo y promueve la autocuración.
Dedica cinco minutos a realizar la meditación de la sonrisa interior derramando amor, gratitud y alegría sobre tus órganos internos para así resolver las tensiones físicas y mentales qu pueden dar lugar a la enfermedad.
Puedes practicarla en la posición que desees: de pie, sentad@ o recostad@. Preferentemente con los ojos cerrados para que te resulte más sencillo abrir los ojos que miran hacia el interior de ti mism@.
- Comienza respirando profundamente, tomando inhalaciones completas, que inflen por completo el abdomen y con exhalaciones que sean por lo menos del doble en término de tiempo. Al principio, puedes contar los segundos. Siempre la respiración es lo más importante y quien nos acompaña fielmente a cualquier estado generativo que estemos queriendo alcanzar.
- Permite que el peso de tu cuerpo decante sobre los puntos de apoyo (con el piso, silla, almohadón o colchoneta).
- Convocando a tu observador@ consciente, de quien hablamos en varios artículos, realiza un recorrido por todo el cuerpo, desde la cabeza a los pies, tratando de aflojar lo más posible tus tensiones. Suele funcionar que imagines que llevas el aire fresco y luminoso a esas zonas y que al exhalar sale por allí, llevándose toda tensión de un color más oscuro y devolviéndola al universo.
- Presta nuevamente atención a tu respiración, observando como el aire entra y sale por las fosas nasales. Acompáñalo en su recorrido.
- Ahora puedes continuar respirando al ritmo que necesites siempre que este sea cada vez más profundo, más expansivo y más lento.
- Presta atención a cómo sientes tu cuerpo y cuál es la emoción que estás experimentando.
- Comienzas a recorrer el túnel del tiempo, viendo, escuchando, sintiendo a tu alrededor episodios de tu vida, hasta que repentinamente un recuerdo placentero llama tu atención.
- Celebra este recuerdo esbozando en tu interior una sonrisa. Tomate todo el tiempo del mundo durante algunos instantes para revivir el recuerdo conectando con lo que ves, con quienes estás, qué estas haciendo, diciendo, sintiendo, y todos aquellos detalles que para ti ahora son relevantes. No importa si agregas cosas o cambias algo, lo que importa es cómo te sientes ahora con este recuerdo que es importante que sea placentero.
- Lleva ahora la atención a tu frente, afloja tu entrecejo, e imagina que toda ella se expande en una gran sonrisa.
- Relaja ahora los globos oculares y haz sonreír a tus ojos por debajo de los párpados.
- Sin dejar de sonreír con los ojos, manipula la comisura de tus labios para que ellos también sonrían.
- Realiza una respiración profunda y suelta el aire por la boca.
- Haz que tu sonrisa se instale en tu garganta hasta que sientas que todo el cuello sonríe.
- Llévala hasta la zona del esternón. Deja que se instale allí, se extienda e inunde tu pecho, espalda y ombros, y llegue por tus brazos hasta la punta de cada uno de los dedos de tus manos.
- Haz sonreír a tu abdomen superior y a cada uno de los órganos alojados allí.
- Llévala también hacia el abdomen inferior y a todos los órganos de esa zona.
- Haz sonreír a tu pelvis, tus genitales, tus ingles.
- Observa cómo desciende por las piernas y los pies, y llega hasta la punta de cada uno de los dedos.
- Lleva ahora nuevamente la sonrisa a tus ojos y, desde allí, hazla recorrer todo el interior de tu cráneo hasta llegar, por detrás, a la columna vertebral.
- Recorre las vértebras cervicales, dorsales y lumbares hasta el sacro y el coxis.
- Permite que todo tu cuerpo se expanda en una gran sonrisa y agradécele por el trabajo que realiza.
- Nuevamente conectando con la respiración, ve abriendo lentamente los ojos y presta atención a cómo te sientes ahora y si notas alguna diferencia con respecto al modo en el que te encontrabas al iniciar la meditación.
Toma nota de todo lo que sientes en este momento: pensamientos, emociones, sensaciones corporales. Puedes escribir, dibujar, pintar, todo aquello que te haga sentido.
Durante la práctica de este ejercicio, permanece más tiempo en aquellas zonas que percibas más necesitadas.
Una vez entrenado, todo el recorrido puede llevar entre cinco y diez minutos como máximo, pero verás cómo sus beneficios de relajación, paz interior y activación energética se prolongan durante todo el día.
¿Sobre por qué es importante aprender a relajar aquellas zonas que se contracturan?
Pues porque desde nuestra infancia vamos desarrollando nuestra función personalidad y ante cada reto, cada castigo, cada “esto no se hace”, “no hagas más esto otro”, “te voy a castigar”, etc., vamos aprendiendo qué comportamientos no son aplaudidos por quienes integran nuestros círculos de influencia y que por el contrario, son castigados o rechazados. Desde niños, vamos aprendiendo por desgracia a retener nuestras energetizaciones, nuestros impulsos y ¿a donde crees que van cuando ese impulso vuelve, se retroflecta hacia ti? pues a contracturas en el cuerpo. Muy especialmente a nuestra columna, cuello, hombros, caderas, músculo macetero de la mandíbula, que son los centros de miedo. Esta meditación es muy útil para ir deshaciendo lentamente y sin pausa las neurosis que hemos sabido construir en nuestro cuerpo cual paredes de concreto.
¿Me voy haciendo entender? Ahora bien, ¿por qué sonreír? ¿por qué el buen humor como receta de vida?
Para la Psicología Positiva, el sentido del humor es una de las fortalezas humanas que proporcionan mayor bienestar. Seligman, máximo representante de esta corriente, lo asocia con el optimismo, la cualidad que permite que a pesar de las circunstancias desfavorables y las preocupaciones encontremos una salida humorística a situaciones conflictivas y podamos reír en momentos difíciles.
Si eres más optimista, tiendes a ser más perseverante y exitos@. ¿Que te sirve saber de todo esto? Pues que cuando relajas la boca, abres apenas los labios, puedes registrar como los músculos de la cara comienzan a aflojarse. Le envías a tu cerebro la orden de relajar todo el cuerpo y asimismo, comienzas a sentir más optimismo, más bien-estar. ¿Sabes que es de mucha utilidad también? Que te pongas una o dos veces al día una música movida y divertida y que en la privacidad de tu hogar o compañía de l@s loc@s lindos que te acompañan, simplemente bailes. ¿Cómo? Levantando los brazos, moviendo el cuello, las caderas y todas las partes del cuerpo, aflojando los centros de miedo. Con 5 minutos de baile cada vez es suficiente. ¿Qué sucede a nivel químico? Liberes endorfinas, oxitocina y éstas mandan la señal de estar feliz, alegre, generativo. ¿Cuan probable te parece que es que ejecutes estas propuestas de ahora en más? Sería conveniente que escribas tu compromiso en tu bitácora de vida.
Yo xxxx me comprometo a xxxx todos los días/una vez por xxx, etc., en xxxx a las xxxx, etc., etc, y lo firmas. Si realizas algún cambio vuelves a leer tu compromiso.
Cuando nuestro cuerpo está rebosante de oxitocina y endorfinas desactivamos la secreción de cortisol que es la hormana del estrés y la asesina silenciosa de nuestra salud, especialmente en temas cardiovasculares.
Los estados de ánimo positivos facilitan también el planeamiento de metas, el conectar con tu IKIGAI, aquello que te impulsa a levantarte cada mañana. Favorecen la perseverancia, la resistencia a las dificultades, eleva los niveles de confianza y la satisfacción posterior por el trabajo realizado activando estados de parasimpaticotonia del Sistema Nervioso Central que son necesarios para que el cuerpo y mente se recuperen.
Los científicos de la psicología positiva descubrieron que los efectos de la risa sobre el sistema inmune provocan descenso natural de la presión arterial, reducen el estrés hormonal por exceso de cortisol e incrementan la flexibilidad muscular al deshacer las neurosis que supimos construir. También aumentan la función inmunitaria y aumenta el bienestar. Por otro lado, la risa produce un movimiento del diafragma que hace circular el doble de la cantidad de aire habitual y estimula el sistema digestivo.
¿Qué tanto puedes ir percibiendo estos cambios? Incluso desde lo más sútil. Entrenar a nuestro observador consciente es vital a tal punto de que puedas estar registrando en adelante a todo tu cuerpo, tus sensaciones, tus sentimientos para saber donde hace falta atención. Recuerda que lo que está mal en nosotros, tendemos a verlo más en el exterior, ya sea como atractor de circunstancias disfuncionales para nosotros o en conflictos que proyectamos en nuestros vínculos. La falta de ecología interna intoxica nuestra entorno y nuestros círculos.
¿Estás para otro ejercicio antes de continuar? Seguramente me vas a decir que sí porque te tengo cautiv@ con el artículo aunque bien puedes saltear esta parte si lo deseas. 🙂 De seguro que lo tomas.
Le vamos a llamar Visualización de la Escena Deseada
Como siempre repites los pasos 1 al 3 del comienzo del artículo y vamos a por la Escena.
Imagina una escena deseada y positiva para tu vida. Recréala en todos sus detalles y ubícate en ella. Visualiza y experimenta el disfrute que te produce. Permanece allí durante unos minutos. En diferentes momentos del día vuelve a la escena por unos segundos para luego soltarla. Estarás sembrando una semilla que en cualquier momento comenzará a germinar.
Como siempre te digo, no importa si la escena no es idéntica a como te parece que sucedió. Lo que importa es que sea placentera para ti hoy tal y como la estas recordando. Si había algún aroma que te gustaba y lo tienes en un perfume, en un vaporizador, lo esparces, te lo pones el cuerpo, si había música la buscas y le das play al equipo mientras meditas, dejando que el ambiente se inunde de todos los estímulos que harán que vuelvas a revivir estos momentos.
¿Sabías que el cerebro no distingue realidad de ficción?
Pues, todo lo que evoques vívelo como si fuera la realidad misma y verás como tu día cambia para mejor.
Y anímate a ir pudiendo llevar de a poco la sonrisa interior de la meditación inicial a tu rostro. La sonrisa es siempre sanadora. Te propongo que te rías como los locos, diría mi madre, como l@s loc@s lind@s, inundado el ambiente de tu sonrisa, de buen humor, diciéndole a tu cuerpo que hay mucho por lo que dar gracias a la vida, incluso por cada nueva inhalación que puedes dar cada mañana cuando te levantas a un nuevo día.
El buen humor y la risa son las mejores medicinas que podemos suministrarnos. No tienen efectos secundarios, ni reacciones adversas, ni contraindicaciones, y son contagiosas. Desde la visión sistémica nuestras emociones contagian al entorno, al sistema con el que estamos interactuando y sino presta atención en adelante como una persona que esta de mal humor, crítica, poco generativa, tiende a bajar la energía de todos en un equipo, en casa, en el grupo de amigos, etc.
Para experimentar alegría no es indispensable que algo bueno nos suceda porque con estas herramientas que estoy compartiendo contigo puedes estimular esta emoción en ti y en los que te rodean. ¿qué opinas? Sería bueno y deseable y agradecido de mi parte que vayas compartiendo tus vivencias, comentarios, experiencias como comentarios al artículo en donde está posteado en redes sociales para poder construir campo y de paso vamos nutriéndonos de los observadores conscientes de todos los lectores y científicos, conejillos de indias del ensayar proactivamente el bien-estar. ¿Qué dices?
Un medio maravilloso para lograr alegría es poner en acción y a disposición de tod@s, la sonrisa natural. Cuando sonreímos les transmitimos a los demás simpatía y damos cuenta de que nuestro propósito es amigable. En retribución, la respuesta suele ser similar generándose una corriente de retroalimentación positiva ilimitada.
Entonces mi querid@ y estimad@ lector@: ¿Te animas a ser proclive a reír con más frecuencia? ¿Cómo vas a estar considerándote una persona más graciosa en adelante? ¿Te animas a ensayar salidas humorísticas a situaciones que se te presentan? O quizás ¿encontrarle doble sentido de comicidad a los comentarios que te hacen sobre ti? Si atraviesas por algún problema ¿cómo te das cuenta que vas a estar invocando a tu sentido del humor? ¿Te animás a inventar chistes e historias graciosas a partir de tus vivencias riéndote no sólo de los demás sino especialmente de ti mism@? ¿Qué te alegra? ¿Qué te pone content@?
Claro está que como siempre, te invito a compartir todas las respuestas que ensayes a estas preguntas con tu bitácora de viajes, empuñando lapicera, lápiz o lo que más te guste.
Y una última actividad para dar por cerrado este artículo.
Haz hoy mismo algo divertido, algo que sepas con certeza que te hará reír y te pondrá de buen humor.
Espero que lo estés disfrutando, como siempre agradezco un “me gusta”, “tus comentarios en las redes sociales” y que compartas en tus propias redes mis artículos para estar llegando a más lectores.