Podcast del Artículo
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Siempre escuchamos de los demás y nos escuchamos a nosotros mismos decirnos que “Errar es humano”. PERO y este es un pero con mayúsculas, ¿te das el permiso de equivocarte? Por ejemplo, ¿qué te sucedería ahora mismo si tus ojos se cruzan con una cara de reprobación de tu jef@ en una reunión o metes la pata con algún comentario desafortunado hacia un@ coleg@? Quizás surja esa sensación incómoda que es una mezcla de culpa y de arrepentimiento, que te hace sudar y muchas veces hasta es generador de cierto rubor en tu cara. Por más breve que sea, el momento de la vulnerabilidad parece insoportable, y por instinto, lo que buscas es que no vuelva a suceder. La verdad, sin embargo, es que las vulnerabilidades pueden ser experiencias con un valor incalculable en cuanto a su potencial para el crecimiento y desarrollo personal. La imperfección, el dolor y el miedo, nos llevan a procurar nuevos caminos que nos invitan a elegir un plan de crecimiento. O sea, lo que quizás vivencias como un retroceso, es un lugar, un estímulo para seguir adelante con mucho más coraje que antes.
Consumimos mucha energía intentando esconder que no somos perfectos
Brené Brown
Cuando asumes que tienes debilidades, en lugar de enmascararlas, diriges tu por demás valiosa energía hacia tareas en que será aprovechada con más ecología. Sin armaduras para esconder tus errores, dejas en claro tus objetivos y eliminas los juegos que desperdigan energía y obstáculos en tu camino.
No es posible controlar cómo o cuando serás expuest@ a tus vulnerabilidades, pero si puedes elegir lidiar con ellas de la mejor manera posible.
¿La salida? Pues, bajar la guardia. ¿Cómo?
- Permítete sentir todo
A pesar de que las vulnerabilidades siempre están conectadas con los sentimientos que vives como negativos, éstas también te permiten vivenciar el lado bueno de lo desconocido, de aquello que está por explorar. Estar alegre, por ejemplo, se trata de desconectar nuestros sensores de alerta para el mundo y de vivir el momento sin temor a ser juzgad@. Se trata incluso de regalarte a ti mism@ y al otro, la oportunidad de estar abierto a la escucha y para eso tienes que hacerte cargo de tu mundo interno para así poder conectar con el externo. ¿Me estoy explicando? A veces, la exposición al mundo es lo que hace que te cierres. En extremos, ¿no te pasa que a veces hasta eres capaz de destruir buenos momentos con pensamientos trágicos. Ambas actitudes son limitantes de posibilidades.
Sentir plenamente sin temer por lo que sigue, atrae a la gente hacia ti.
Se trata de que puedas estar compartiendo desprotegid@, lo cual abre las puertas para desarrollar más autoconfianza y un vínculo más poderoso. Después de todo, en la vida todo se trata de vínculos. ¿Compartes?
- No pierdas el tiempo con comparaciones.
“El pasto del vecino siempre es más verde”. Es común que te crees una imagen falsa del otro, encontrándote con que es más exitos@, feliz, realizad@ y sin defectos. Así es que vas entrando en un circulo de insatisfacción, y pasas a trabajar objetivos que están basados en el otro. Pero aún, cuando fracasas, no te pasa que la comparación con el otr@ te deja todavía más frustad@, justamente a causa de tener una visión distorsionada que eres el/la unic@ responsable de haber creado. Aceptar las implicancias es un proceso de cambio profundo que implica aspectos esenciales, como abrazar las debilidades, cultivar la autenticidad y creer en ti mism@. Se trata de trazar metas sin confrontar con un otro, teniendo en cuenta las capacidades que te son propias, tus deseos y tus objetivos, lo cual resultará en acciones más eficientes para alcanzar lo que te propongas.
- Soltar el control
En el mundo ideal, tendrías que dominar siempre todo de cada situación. De esta forma, la protección sería total. Sin embargo, en realidad no da para huir. Quien mucho intenta mantener bajo control las situaciones, desperdicia el tiempo y el potencial con aspectos secundarios. Por ejemplo, imagina que tienes algo en tus manos que no quieres mostrarle a nadie y que en ese momento, un amigo se aproxima. Te será imposible concentrarte en la conversación porque estarás pensando en como esconder el objeto. Ahora, cambia el objeto por una de tus vulnerabilidades. ¿Qué pasa con todo el esfuerzo que le pones a esconder tu vulnerabilidad? ¿Será que te va drenando de tu energía y te aleja de aquello a lo que realmente deberías de estar prestándole atención? Me refiero al regalarte a ti y al legítimo otro con quien conversas, tu escucha activa, tu presencia plena y ello no se puede lograr si tienes que dividir tu atención. Como tu energía es limitada, al gastarla intentando mantener el control de lo que no tienes, te pierdes la oportunidad de invertir más en lo que realmente es importante. ¿Qué opinas?
- Dale menos peso al fracaso
Vivimos en una sociedad que valoriza a los líderes y a los vencedores. Ese movimiento genera lo que se da por llamar Cultura de la Escasez, término acuñado por Brené Brown. Nunca te consideras lo suficientemente buen@.
Por eso es normal relacionar los entornos en los que nos desempeñamos con nuestras competencias y nuestra autoestima. Si te dan una buena retroalimentación, ¿no te pasa que te sientes con más amor propio y recibes una inyección de animo? Sin embargo, ¿Qué pasa cuando te hacen comentarios o devoluciones sobre ti que son negativas? ¿Te sucede que termina siendo un golpe y te sientes desvalorizad@? Fallar en algo no hace de ti una persona peor. Esta asociación puede resultarte extremadamente destructiva. La invitación es a que no encares el error como si fuera algo definitivo o determinante. De esta forma, conseguirás restablecer tu seguridad y seguir adelante.
- Evita el perfeccionismo
¿Gastas horas en la realización de una tarea pequeña para evitar cometer errores? ¿Te encuentras con que esa gastadera de tiempo es un esfuerzo para la excelencia? No te engañes. El perfeccionismo es un mecanismo para enmascarar a tus vulnerabilidades. Es un procurar evitar las críticas y la humillación. Si te liberas de la necesidad de ser asertiv@ conectarás con más tranquilidad para vivenciar y dar rienda suelta a tus habilidades. Cuando te permites fallar, abres más espacio para adquirir más autonomía, para producir con creatividad e innovación sin importar los alcances del desafío. Cuando te estés sorprendiendo de aquello que es desconocido para ti estarás ganando y creciendo como persona.
Espero hayas disfrutado de este breve artículo sobre un tema que está tan a flor de piel de todos nosotros en cada momento de nuestra vida. ¿Te vas a estar dando la posibilidad de capitalizar todas tus experiencias para crecer como ser social que eres? Mostrar un poco de nuestras vulnerabilidades nos hace más humanos y por lo tanto disponibles para el otro. Acepto como siempre tus comentarios y que si te hace sentido, compartas mis artículos en las redes de tal forma de estar llegando a más personas.