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¿Qué te inspira a levantarte cada mañana?

El recorrido evolutivo de nuestra vida

Próximo Taller

Los Personajes del Ego

 

 

¿Ya te has comenzado a preguntar sobre el Sentido de la Vida? ¿Te sucede que te encuentras actuando en automático y que por momentos sientes que transitas un día tras otro como si fueras un comando de un sistema operativo de computadora? ¿Tienes ganas de salirte de la transparencia que implica el automático y en lugar de reaccionar a las circunstancias comenzar a accionar de forma más proactiva y consciente? Si fuera el caso, este artículo es para ti.

Los especialistas del comportamiento humano que resonamos con las propuestas evolutivas, creemos que nuestras acciones de vida están impulsadas por los deseos de nuestra alma. ¿Qué es el alma y que tiene que ver con poder esta deviniendo en una mejor versión de nosotros mismos?

Varias fuentes espirituales coinciden en que el alma es una consciencia inmutable que tiene su propia individualidad o identidad y que permanece intacta de vida tras vida.

Para los evolucionistas, vida tras vida el alma manifiesta una personalidad que tiene una consciencia e inconsciencia subjetiva. Aquellos a quienes vamos dando autoridad durante los ciclos de nuestra vida definen los límites de nuestra consciencia subjetiva – aquella parte de nosotros que está conscientemente despierta. Asimismo, también estamos dotados de un inconsciente individualizado y de un inconsciente colectivo además de nuestra alma misma.

Cada una de nuestras personalidades del alma manifiesta un ego; es decir, nuestras forma de actuar y de ser mas emocional, infantil, que nos hace sentir  seguros, protegidos y nutridos.

Te propongo que te puedas estar tomando unos instantes para pensar, escribir y reflexionar sobre aquellos comportamientos más conservadores a los que siempre vuelves cuando sientes miedo, desprotección, inseguridad, amenaza, etc. ¿De qué forma te siguen siendo de utilidad hoy en día esa formas reactivas? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Qué podrías hacer distinto?

Estos aspectos más reactivos, que te salen en automático cuando te sientes provocado son un agente enfocado a crear la auto-imagen propia de ti mismo. Esta función personalidad que fuimos desarrollando durante nuestra infancia es como la lente en el proyector de una película, sin la cual no habría imagen. Cada uno de nosotros experimenta su propia serie en el Netflix de su vida. Tenemos una orientación a través de la cual experimentamos la vida de una manera única.

Volviendo a nuestro enfoque en los deseos de nuestra alma, a través de nuestra personalidad vamos experimentando a la vida de ciertas formas en particular para permitir nuestro crecimiento y evolución.

¿Cuál es tu deseo?

Pues todos los seres humanos tenemos dos deseos que conviven. Uno de ellos implica el vivir en forma separada, independiente los unos de los otros. El otro deseo es el de integración con la fuente, el cual vivenciamos a partir de los vínculos que vamos actuando con nuestros afectos, colegas de trabajo, amigos, familia de origen, familia creada, superiores, etc. Por otro lado, nos encontramos con el estar siendo “uno mismo” y por otro lado “el no yo”. El primero responderá a nuestros deseos individuales en conexión con aquello que responde a la pregunta: ¿Qué quieres hacer en tu vida? y el segundo responde a toda nuestra estructura de mandatos familiares y sociales, a nuestra respuesta a lo que los demás esperan de nosotros respondiendo a las preguntas: ¿Qué debo hacer de mi vida? ¿Qué es lo que corresponde? ¿Cómo me enseñaron y acepto ser por correspondencia con los mandatos sociales? El problema radica en los desencuentros entre el “yo mismo” generalmente poco trabajado y desintegrado del entorno y el “No yo” que es más bien acorde a lo que le ambiente pide. Aquí nuevamente te propongo que respondas a las preguntas precedentes con la mayor cantidad de ejemplos que te ocurran de tu vida, una columna para el Yo Mismo y otra para el No yo. Luego compara ambas columnas. ¿De qué te das cuenta? ¿Para que lado se orienta más la balanza? Eres tu mismo o eres más bien mucho no yo? Si el caso fuera el segundo, ¿qué pasaría si agregases más yo mismo a la fórmula? ¿Qué te encontrarías haciendo si te orientases a lo que realmente quieres? ¿A qué le tienes miedo? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Qué es lo mejor que podría pasar?

El deseo es la fuerza determinante que dicta la realidad de cada persona.

La interacción de nuestros deseos determina lo que pensamos que necesitamos. Aquello que pensamos que necesitamos determina las opciones que tomamos. Las opciones que tomamos determinan las accione que iniciamos. Las acciones que iniciamos determinan la realidad que experimentamos. Acciones llevan a reacciones que llevan a otras acciones. En pocas palabras, este proceso es la base de lo que llamamos Causa y Efecto. Cosechamos lo que sembramos.

Ahora bien, ¿qué te inspira a levantarte cada mañana desde que abres los ojos? ¿cuáles son tus deseos y de qué forma éstos contribuyen a orientarte hacia un camino de integración, de unidad con la sociedad a la cual perteneces?

Una vez escuchaba a un reconocido coach decir que una forma a prueba de fracasos que nos permita  poder esta conectando y realizando nuestro IKIGAI, nuestro propósito de vida, es haciéndonos  un par de preguntas para cada proyecto. ¿Cuáles?

Título del proyecto: xxx

Preguntas: ¿Tienes la intención de hacerte millonario con este proyecto? Me refiero no únicamente al dinero físico y material sino también al dinero espiritual. y por otro lado ¿A qué dolor de la comunidad responde tu proyecto de vida? Es decir, ¿de qué forma tu proyecto hace sentido y es generador de bienestar para tu comunidad?. Del resultado de estas dos preguntas surgen cuatro cuadrantes porcentuales de los cuales uno de ellos implica el nivel de emprendedurismo que emana de ti.

Por otro lado, también puedes pensarlo en términos de cuan libre eres y el tamaño de este cuadrante dependerá de la respuesta a otras dos preguntas, léase ¿Qué tanto te importa lo que los demás piensan, dicen y sienten con respecto a ti? Se trata de estar abiertos a la escucha activa y consciente, no a una conexión con la crítica chismosa y por otro lado: ¿Qué tanto compartes con los demás lo que piensas y sientes por ellos?

Si quieres el ejercicio, es una de las actividades que solemos transitar en los talleres que dictamos desde www.ikigaiweb.com en diversos espacios. Consultános por las próximas fechas.

Continuando, a medida que vamos creciendo a lo largo de nuestros ciclos de vida nuestros deseos más individualistas, de recibir para nosotros mismos se empiezan a agotar para que podamos comenzar a tomar acciones más proactivas y menos egoístas. Se trata de tener muy presente el quienes también serán beneficiarios de la consecución de nuestros propósitos ¿Es bueno para nosotros? ¿Es bueno para los demás que son importantes en nuestras vidas? ¿Para quienes más es bueno que logremos nuestro IKIGAI y de qué forma lo es?

Un día te vas dando cuenta de que el deseo de transitar cada día orientado hacia tu IKIGAI, hacia aquello que te inspira a levantarte cada mañana es el único deseo que permanece.

Las personas estamos comprometidas a una búsqueda eterna de aquél “algo más” que esperamos que nos traerá felicidad, completa y sin final.

Dicho esto te invito a que comiences a adoptar el ejercicio de preguntarte a menudo ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuáles son las lecciones que estoy aprendiendo? Y para responderlas necesitarás acceder a devenir en un observador apreciativo de la vida; es decir, a elegir proactivamente estar viendo, escuchando, tocando, desgustando a la vida con la curiosidad de comenzar cada día como si fuera el primero de tu vida y pudiendo darte cuenta del sentido de cada efecto, de cada circunstancia.

En nuestro próximo taller vivencial, primero de la serie de talleres sobre la temática de AstroCoaching, vamos a estar trabajando herramientas para que puedas estar conectando con tu IKIGAI. Se trata de un proceso que requiere de compromiso, de responsabilidad (responder con habilidad) y de muchas ganas de estar siendo cada vez más una mejor versión de ti mismo. Nos seguimos leyendo…

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