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Pon el tiempo a tu favor

Hola, ¿Cómo estás? Te hago una propuesta, fijate si estás dispuest@ a tomarte algunos instantes para ti. ¿Lo estás? Bueno, si es así, encontrá una posición que esté siendo aquella en la que te sientas más cómod@, cerrá los ojos que observan hacia el exterior y acompañad@ de inhalaciones y exhalaciones lentas y profundas abrí los ojos que miran hacia tu interior. Tomate unos cinco minutos de tu día para estar con vos, sólo respirando y observándote. Andá llevando a tu mirada interior a cada parte de tu cuerpo como si la estuvieras escaneando, desde los dedos de los pies hasta la corona de la cabeza. Dedicá  el tiempo necesario para que  tu escáner pase por todo tu cuerpo y siempre teniendo presente que lo más importante es la respiración. Dicen que cuando respiramos con atención plena, el Cielo y la Tierra entablan una conversación, giran juntos en su dialogar como si con cada inhalación un rayo de luz clara, luminosa y fresca subiera desde la tierra, atravesando nuestra columna vertebral, saliendo por la nuca hacia el infinito cielo y luego volviese de la misma forma creando un hilo dorado que nos mantiene erguidos, conectados entre el cielo y la tierra y tomando conciencia del suelo de la corteza terrestre, de nuestro planeta que estuvo, está y estará siempre para sostenernos. Quizás tengas que leer esta primera parte del artículo antes de poner manos a la obra con la meditación que te propongo, así que vamos a leer algunas líneas más. ¿Dale? Hasta podrías grabarte esta primera parte y luego escucharla mientras meditas o reemplazarla por cualquier meditación que ya sepas hacer y te de resultado. 

Continuando,… siempre inhalando y exhalando profundamente, tus ojos interiores divisan un gran espacio verde. Vas caminando por un frondoso bosque poblado de aquellos árboles y vegetación que más te gustan, mientras caminas estás sintiendo con tus pies descalzos la tierra y el pasto lavados por agua pura y cristalina,  todavía quedan vestigios de una refrescante lluvia que terminó hace instantes, y que despertó a los insectos y animales del bosque que cantan, conversan entre sí dando la bienvenida al nuevo día. Ahora, mientras que sigues avanzando estás en el momento del día que más te gusta y a lo lejos divisas una casa de madera,… ya estuviste ahí, la conoces. Te vas acercando y te animás a entrar en esta casa y  cuando mirás alrededor está adornada con todo que necesitas para proseguir con tu descanso consciente, con atención plena. Allí, algo te llama la atención, un pequeño diario que dice tu nombre. Sin prisa, lo tomas y te encuentras con sus páginas, allí en una de sus hojas puedes leer sobre tus preocupaciones más recurrentes. ¿Cuáles son? ¿Qué escribiste? Mientras vas leyendo y siempre inhalando y exhalando vas pensando en los contextos de estas preocupaciones, las personas, las situaciones, los hechos, juicios de valor, declaraciones, creencias, todo que ves, escuchas y sentís en tu cuerpo. Te tomas todo el tiempo del mundo durante algunos instantes para registrar los hechos y cuando haya sido suficiente, cerras el libro, lo dejas sobre la mesa donde lo encontraste y te vas despidiendo de este espacio, desandando el camino por donde viniste hasta volver a la columna de luz que unen el cielo y la tierra a través tuyo y respirando vas volviendo a tu aquí y ahora. Tomas tu libro de bitácora de vida (si vienes leyendo mis artículos de los últimos días, ya es costumbre) y registras todo lo que en este momento tengas presente. Puedes escribir, pintar, dibujar, garabatear, lo que más sentido te esté haciendo en este momento. 

Como te decía, quizás debas pedir que alguien te lea nuevamente esta primera parte, grabarte a ti mism@, etc., y transitarlo nuevamente; o bien, si te animas, podes hacerlo mientras lees conectando con tu capacidad de conducir tu propia fantasía dirigida. 

¿Qué escribiste? ¿De qué te das cuenta? Si pudieras sintetizar, extraer principios generales de los episodios que constituyen tus preocupaciones desde que pisaste por primera vez esta tierra, ¿Cuales serían? Nuevamente, te invito a escribirlos siempre sabiendo que no hay ni bien ni mal y luego puedes continuar leyéndome. 

Cuando se nos pide a las personas hacer un inventario de nuestras preocupaciones, generalmente podemos clasificarlas en cinco compartimentos bien diferenciados, éstos son: Aquellas que se refieren a nuestra:

  • Relación con nosotros mismos 
  • Relación con los demás 
  • Relación con el Tiempo 
  • Relación con las Circunstancias 
  • Relación con aquello que está más allá de nuestra comprensión 

Te invito ahora a clasificar las tuyas tomando en cuenta esta propuesta. 

y lego, repondete ¿Cuántas tienen que ver con el TIEMPO? ¿alguna? ¿algunas muchas? ¿pocas? 

En las consultas de Coaching de Vida, l@s consultantes a menudo, están tomad@s por el factor tiempo. Les cuesta experimentar con conciencia la transición de cada día. Habitualmente, las jornadas no concluyen de manera satisfactoria y proyectan  lo inconcluso a la siguiente, y a la siguiente y a la siguiente y así sucesivamente. ¿Cuantas veces te propones antes de conciliar el sueño revisar tu  día observando las emociones que te acompañaron, los aciertos, los logros, lo agradable y desagradable, aquello de lo que te arrepientes, aceptando que lo que pasó ya pasó y que no puedes hacer nada para cambiarlo? 

Cuesta dejar ir lo que pesa, devolviendo la mochila al universo, aligerando la carga de viaje, reparando lo que sea posible, haciendo que la transición al día por venir sea más liviana y más consciente a lo nuevo. Fíjate si releyendo aquellas que son hoy tus preocupaciones más recurrentes se te va ocurriendo, seguro que sí, qué podes ir haciendo para aliviarte, para ir soltando por el camino lo que hace tan pesada la espalda, los hombros, el cuello, lo que alimenta los focos del miedo en el pecho, en las caderas y te contractura. Hazte presente en el tiempo de vida que va transcurriendo con cada nuevo amanecer, sabiendo que el ayer ya pasó y que lo único infinito es el presente a través del cual vas tejiendo el futuro que emerge y siempre alimentándolo con tu sentir, pensar, hacer y ser en el mundo. ¿Te parece que estaría bueno que esté ser y hacer sean más livianos? 

Para todos la muerte es algo cercano y cotidiano, dado que somos seres mortales y conscientes de nuestro propio ciclo de vida. Aún sin haber tenido experiencias cercanas a la muerte con  personas, sí lo vivencias con cada café, té, comida que terminás, con cada despedida de reunión con amigos, con cada libro que finalizas, las estaciones del año, los hijos que crecen, los grupos de pertenencia en distintas etapas. Algo muere y otra cosa nace. Todo el tiempo está sucediendo, el tiempo acontece. 

La ley de nacimiento, muerte y renacimiento es observable en los cielos de la naturaleza con el cambio de las estaciones del año, la noche después del día, así como en nuestras células que están en constante renovación, muerte y nacimiento. Mientras tanto, vos continuas con tu existencia, sin percatarte habitualmente de ello, variando de afectos, de intereses sin alterar quien sos. En cada cambio de trabajo, de casa, de relaciones, de carrera, estás dando fin a una manera de estar y ser en el mundo y asumiendo otra. 

¿Vas pudiendo tomar consciencia de la presencia y del valor del tiempo en cada instante de tu vida, en cada inhalación y cada exhalación? ¿De qué manera está presente en las preocupaciones que escribiste luego de la fantasía guiada inicial?

Pon el tiempo a tu favor 

Si te ordenas y te organizas, estarás colaborando de manera relevante en la prevención de tus preocupaciones. En identificar las necesidades que emergen de éstas y poder ir tomando medidas para alivianar peso, soltar equipaje. El refrán dice: No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”,  toda vez que lo que dejes para mañana terminará ocupando mucho espacio en el diván de tu mente, en la forma de pensamientos cargados de emociones discapacitantes, diálogos interiores con mucho ruido, malestar, lo no dicho, creando el caldo de cultivo para la fuente de la perturbación y el perder la noción del tiempo vital. 

En la actualidad, el tiempo se vive acelerado. Se escuchan siglas apocalípticas del tipo mundo VICA, volátil, incierto, complejo y ambiguo, de estar teniendo que habitar un presente que acontece a velocidad warp, contribuyendo todo esto al incremento de la ansiedad. Comúnmente, la ansiedad se asocia con exceso de futuro que es lo mismo que decir, falta de presente, el no estar habitando el presente con atención plena. La ansiedad es prima hermana del miedo y el miedo está asociado en su expresión última con el final de la existencia y con el paso del tiempo. Te invito a desacelerar si fuera tu caso, a tomar conciencia de la sensación constante de urgencia, observarla y dejarla ir de a poco. A la urgencia se la invita a volver al universo con lentitud, con paciencia, dejando que el tiempo vuelva a transcurrir y que no se vaya de nuestras manos sin haberlo palpado, vivenciado, creando cosas nuevas. 

Acepta tus limitaciones y establece aquello que es prioritario, que sí querés que esté sucediendo en primer, en segundo, en tercer lugar., y así hasta el infinito… De esta forma vas a estar organizando más asertivamente tu tiempo, respetando el de los demás, disponiendo de él para experimentar y hacer propios los momentos de ocio, de aburrimiento, de descanso, los encuentros con los otros, nutriendo y fertilizando tus relaciones contigo mism@, con los demás, con las circunstancias, con lo que está más allá de tu comprensión y con el tiempo mismo. 

Suelta la culpa por no estar haciendo todo lo que debes, lo que tenés que hacer, cumplir tus mandatos o introyectos en pos de una vida más sencilla, con menos compromisos, diciendo no cuando sea ecológico y bueno para vos con la convicción de que si lo es para vos, lo es al final de cuentas para los demás. Ahora aplicando la regla del Sana, Sana te prepongo que mires a tus problemas, todos escritos sobre tu bitácora de vida, y si te animas plasmados en afiches, cartulinas, con colores, en collage, como más te guste y que le apliques el tiempo. Te propongo que seas como el Dios Chronos, que concentres tus poderes en hacer que los problemas envejezcan, que el tiempo pase para ellos, haciendo que  en la medida que les pasas el tiempo puedas  dimensionar las cosas con esta nueva perspectiva, haciendo todo lo necesario y satisfactorio para que puedas atender a tus necesidades, compartiendo con quienes te pueden ayudar, a quienes puedes pedirles una mano y siempre susurrándote, el sana sana colita de rana, sino sana hoy sanará mañana, y sé testigo de esta sanación que los poderes del tiempo propician, como si ya estuviera subiendo hoy. A mis estudiantes, seguramente les haga bastante sentido dado que en los Entrenamientos que transitan conmigo y mi socio y amigo hacemos muchas de estas actividades espaciales y puedes ir agregando un: “Sana, Sana, que lo que viene seguramente será mejor y también conviene”. 

A modo de cierre te dejo una guía de preguntas para que puedas trabajar con mayor profundidad tu relación con el tiempo. Y dicen así:

  • ¿Tenés dificultades para establecer tus prioridades?

  • ¿Te cuesta diferenciar lo principal de lo secundario?

  • ¿Tendés a ocuparte primero de lo más sencillo y que más te gusta dejando lo importante para después, justificando con la sensación de estar ocupad@?

  • ¿Tenés tendencia a la procastinación? Es decir ¿a postergar aquello que tarde o temprano tendrás que hacer?

  • ¿Te cuesta terminar todo lo que empezas?

  • ¿Te resulta difícil hacerte dueñ@ de tus tiempos? 

  • ¿Transitás cada día con una sensación interior de urgencia? 

  • ¿Sos poco realista con respecto al tiempo que lleva cada una de las cosas que te propones?

  • ¿Renuncias facilmente a aquello para lo cual no tienes recursos o habilidades en pos de aquello para los que sí los tienes y que te hacen fluir? 

 

Una vez que hayas respondido a esta guía de preguntas, ahora la propuesta es que organices tus actividades diarias, semanales, mensuales, para este año y para los próximos cinco años (hasta donde llegues) por orden de importancia, adjudicándoles los tiempos que sean coherentes, evaluando si alguna/s tengas que descartarlas, prorrogarlas, cambiar el ritmo, y tomando conciencia de qué te gusta hacer y no haces porque no encontrás el tiempo. ¿Qué dejarías de hacer para dedicarle el tiempo a lo que sí te gusta y querés hacer? ¿Qué actividades te das cuenta que has estado postergando y fijate si podes realizar de a una por lo menos por semana, por mes, dependiendo del nivel de recursos que requieran. 

y hasta aquí llegamos por ahora… Te invito a que comentes generosamente en las redes sociales y a que si te gusta lo que lees me regales un “me gusta” y un compartir con tus contactos. 

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