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Dándole una vuelta a la vida

Siendo emprendedores de la vida sin frenarnos en el intento

Días pasados, recorriendo cierto material de estudio me encontré con un par de palabras que me resonaron. Estas son dimensiones exotérica y esotérica. La autora, Beatriz Leveratto,  alega que la distinción entre ambos términos alude a que en el primer caso, lo exotérico hace referencia a la experiencia de la personalidad en su interacción con el mundo exterior, al yo individual definiendo con nitidez su exclusiva singularidad y concertado en el logro de sus anhelos personales. En cuanto a lo esotérico atiende al proceso interno de conciencia en expansión, a su evolución hacia el descubrimiento de aquello que excede la experiencia del ego personal; en definitiva, al alma floreciendo desde el yo y revelándose hacia lo espiritual.

Y ¿Qué hacemos con saber o creer en lo que significan estos términos? Pues como coach formado en diversas disciplinas del comportamiento humano te pregunto y propongo reflexionar algunos momentos sobre ¿cómo es tu conexión con el entorno en el que vives¿Cuales son las distinciones que te diferencian de lo que está afuera, de los demás y a partir de las cuales también te relacionas y vinculas? ¿Qué es lo que sabes hacer excelentemente,  utilizas para tu propio desarrollo y crecimiento y pones a disposición de la comunidad? (Dimensión Exotérica) y por otro lado, ¿Cuál o cuales son tus propósitos en la vida, tu IKIGAI? ¿Qué es aquello que te impulsa a levantarte cada mañana, esa energía emocional que te orienta y rumbea hacia tu norte?  Si te prepongo tomar papel y lápiz y escribir como título ¿Quien soy? ¿Cual es la respuesta? ¿Para qué más haces lo que haces y construyes en tu vida? ¿Para quien más? ¿De qué forma te das cuenta que te orientas hacia instancias de autoexpresión, de autotrascendencia, de autorrealización? (Dimensión Esotérica). 

Ciertamente, si decidiste transitar el ejercicio propuesto o desde ya por tu experiencia de vida, te vayas dando cuenta de que la realidad externa consciente no siempre nos muestra, suena o se siente tal y como deseamos. Siempre me gusta pensar que es como estar transitando un viaje donde a través del encuentro con el otro, con ese legítimo otro, al final me encontraré con una nueva y actualizada versión de mi mismo. ¿Se acuerdan del viaje del héroe del joven Atreyu en la Historia Sin Fin? ¿Recuerdan el encuentro con Bastian en los confines de Fantasía? Se los recomiendo y probablemente tengan una mejor y más acabada idea de a qué me refiero y sino cuanto menos vuestra propia versión.

Aquello que nos viene como destino no tiene por qué ser vivido como amenaza externa más allá de lo doloroso que pueda ser por momentos, no es algo de lo que nos debamos proteger o que necesitemos o debamos controlar, sino que podemos hacer el ejercicio de tomarlo como el reflejo o la proyección de nuestro destino interno, del deseo de nuestra alma por avanzar, por crecer, por desarrollarnos en el camino de convertirnos en persona, aceptando que nuestra conciencia pueda desplegarse a su máximo.

Volviendo a los ejercicios y propuestas escritas de exploración personal que me hacen tanto sentido bajo la forma de bitácora de vida, cuando tu capacidad de autoexpresión, de creatividad tiene rienda suelta ¿Qué te encuentras haciendo? 

Aquí te compartimos un gráfico muy ilustrativo sobre lo que para nosotros es el IKIGAI, el decidirnos conectar con nuestra energía de autoexpresión al máximo que podamos en cada momento. Tómate unos instantes para meditar sobre este mandala del IKIGAI y escribe a mano alzada en tu bitácora de vida todo lo que te venga a la mente: no critiques, no frenes, sólo escribe y luego verás. ¿De qué te vas haciendo consciente?

Siempre partimos del supuesto de que existe un mundo externo, perceptible a través de los sentidos y de la lógica racional, en el cual se materializa nuestro IKIGAI, sobre el que plasmamos lo que amamos, nuestra misión, nuestra vocación y nuestra profesión. Y también existe un mundo interno, en el que predomina nuestra percepción intuitiva y la sensibilidad al misterio de aquello que escapa a nuestra comprensión lógica. Si embargo, desde nuestro yo consciente, del que está despierto, podemos percibir ambos mundos y ser nexo entre ellos.

A partir de ahora  trabajaremos sobre aquello que abordo como estadios de despliegue del destino y de nuestro deseo de crecimiento y desarrollo como personas. Me baso en las investigaciones de Ken Wilber y otros conocidos referentes de la psicología transpersonal.

¿Cuál es el recuerdo más temprano que tienes de tu infancia?

Te propongo ir tan cerca como puedas de la fecha de tu nacimiento. Mismo puedes consultarlo con quienes te conocieron a tan temprana edad y puedan estar disponibles para acompañar con su relato. Digamos que en un estadio pre-personal de la vida, al nacer, al separarnos físicamente de nuestras madres, comenzamos el camino hacia un ego independiente; es decir, hacia un persona diferente, distinta de los demás y del entorno. Sin embargo, durante nuestros primeros años de vida necesitamos permanecer allí donde nos sentimos seguros y donde aprendemos sobre cómo sentirnos a resguardo, lo que los astrólogos definen como función lunar. Ahora, te pregunto ¿Cómo le haces cuando necesitas sentirte nutrido, cuidado, protegido? ¿Qué es lo qué haces? ¿Hacia donde vas? ¿En qué consiste tu función lunar? Te propongo escribirlo en tu bitácora de vida para ir aprendiendo más sobre ti mismo. El conocer sobre esta función más infantil y emocional es fundamental para poder transitar por la vida conociendo y entendiendo por qué y para qué hacemos lo que hacemos. ¿Te va haciendo sentido?

Luego, conforme seguimos avanzando por la vida, todavía en la infancia, comenzamos a desarrollar nuestra personalidad, alrededor de los 7 años, y nos preparamos para interactuar con el entorno. Es cuando comenzamos a dar los primeros pasos hacia la autoexpresión, aprendiendo sobre nuestra propia forma de ser creativos en la forma en que nos relacionamos y vinculamos con los demás, en aquello que nos hace sentido hacer. Asimismo, desarrollamos visión sistémica, capacidad de ordenamiento propio, el poder conectamos con nuestras obsesiones, descubrimos que hay un otro que merece nuestra atención y de quien también necesitamos para avanzar y finalmente también aprendemos sobre que hay muchos más puntos finales en la vida, además de la finitud que tiene su cenit en la muerte. Morimos muchas veces y de diversas formas y así también nos reconstruimos, renacemos, conseguimos la potencia, la energía interna para conectar con nuevos IKIGAI o potenciar nuestros propósitos primigenios con un nuevo observador, ampliado, con mas experiencia, más resiliente, etc. ¿Ya te haz encontrado con estos momentos? ¿De qué forma los transitaste o estás transitando? ¿Cómo resurgiste, te reinventaste o cómo lo estás haciendo en este momento? ¿Es el destino quien te tiene o tu te montas sobre él para avanzar hacia tus propósitos? 

En esta etapa, las personas abandonamos nuestro mundo seguro de protección, nutrición y cuidado (infantil, lunar) y si no nos frenamos y aceptamos nuestro presente, somos capaces de correr el riesgo de expresarnos con singularidad, de una forma que nos es propia, en la que vibramos y nos hace bien. Es cuando nos abrimos esperanzados al mundo, cuando abandonamos la aldea en busca de nuestro propio camino del héroe. ¿Ya haz comenzado tu propio camino del héroe o de la heroína? ¿En qué consiste? ¿Qué espacios estás transitando en este momento presente al leer este artículo? ¿Cuáles son tus condicionamientos? ¿Qué tensiones encuentras en la búsqueda de tus logros y triunfos en el mundo? ¿De qué forma se materializa el conflicto entre tus deseos, tus anhelos, tus expectativas y aquello que te viene como destino? 

Puede ser que te vayas conectando con tus crisis existenciales, de sentido y trascendencia, muy especialmente si eres mayor de 30 años y más aún si estás entre los 39 y 43. Es hora de abrirnos espacio en el mundo, de hacer balance y síntesis de lo transitado hasta el momento y de avanzar hacia nuevos niveles de nuestra existencia, de nuestro IKIGAI. Nos encontramos con deseos con los cuales nos hemos identificado toda la vida, y ahora si encontrásemos que ya no podemos seguir sosteniéndolos y se nos presenta la puerta hacia algo nuevo. ¿Qué decides tu? ¿Abres la puerta? 

Generalmente nuestras crisis existenciales son crisis espirituales, en donde la vida alcanza niveles de percepción y revelación de un sentido más pleno, auténtico y trascendente, pero que debe ser habitado en conexión con nuestra capacidad de desarrollar nuestro ser más espiritual, nuestra dimensión transpersonal.

Se trata de una consciencia más allá del ego, de nuestro individualismo, de nuestra conexión con la autotrascendencia, desde donde percibimos la totalidad  la maravilla del mundo sin fronteras entre el yo y los demás, ni antagonismo entre nuestro deseo y el destino, pudiendo rendirnos a lo que es y construyendo desde allí, con confianza plena en que podemos sostenernos desde nuestras piernas y  sobre la corteza terrestre, sobre el mundo en el que habitamos, sobre el ecosistema del cual somos parte integrante entre ser vivo planetario.

Te propongo volver sobre el mandala del IKIGAI y que lo cruces con la siguiente historieta que surge de nuestra página. Te obsequio la pregunta semilla final como cierre del artículo. ¡Que lo disfrutes!

Si te interesa transitar un espacio vivencial referido al tema del artículo, te comparto información de nuestro próximo Grupo Taller sobre Emprendedurismo Personal. 

 

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