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Corriendo las cortinas de nuestro EGO

Los Celos y las Envidias nuestras de cada día

¿Te va comenzar con un ejercicio? Seguro que sí. Te propongo que te armes de papel y lapicera cuanto menos y que te respondas a las siguientes preguntas.

¿Donde puedes reconocerte a ti mism@ actuando con celos y envidias? Incluso, aunque trates de ocultarlo. ¿Cuáles son aquellas áreas de tu vida donde estás conectando con el sentir celos y el sentir envidia? Tómate unos minutos para responder a estas preguntas teniendo en cuenta:

  • En qué circunstancias conecto con estas emociones.
  • Dónde y con quienes estoy cuando las convoco.
  • Qué comportamientos son los que obran como disparadores y qué es lo que hago yo al respecto. ¿De qué forma me comporto?
  • ¿Me gustaría sentir y obrar de otra forma? ¿Qué emociones son las que me gustaría sentir y manifestar en mis acciones? ¿Qué necesito aprender para que así sea?
  • ¿Cuáles son las creencias y los valores que están detrás de mi sentir y hacer envidioso y celoso? Es decir, ¿Por qué? y ¿Para qué siento y hago de esas formas?
  • ¿Quien estoy siendo cuando conecto con la envidia y los celos? ¿Quien quiero estar siendo de estar conectando con otras emociones?
  • ¿Para quien  y qué más deseo estar siendo más proactiv@ en mi vida? 

Todos estos podrían estar siendo contenidos de tu respuesta a las preguntas iniciales. ¿Te animas a transitar la experiencia?

Siempre es recomendable que te encuentres en algún espacio que sea tranquilo para ti y donde puedas entrar en meditación. Recuerda que la respiración es nuestra fiel guía en estas propuestas.

Bueno, como dicen en la televisión, ahora que ya hicimos la preparación y la sacamos del horno, seguimos con el proceso.

Todos estamos en nuestro día a día transitando experiencias que nos llevan a estar conectando y preferentemente aceptando aquello que necesitamos cambiar y transformar para lograr la sensación de plenitud en nuestras vidas, considerando lo que para quien sea en este momento sentirse plenos. Sin embargo, hay una o varias cortinas que nos nublan el paisaje filtrando la realidad más pura y simple.

¿Cuales son esos filtros a correr?

Son aquellos constituidos por nuestros filtros emocionales; léase, el enojo, furia, preocupación, ansiedad, intolerancia, prejuicio, resentimiento, frustración, pésimos, egoísmo.

¿Reconoces en ti la visita, el sentir, el resentir una y otra vez algunas, todas o varias de estas emociones? ¿Te van viniendo recuerdos de ellas?

y ¿Qué es el ego?

Pues una forma de definirlo sería decir que es la cortina que nos aleja de conectar con nuestra esencia, con nuestro ser más puro, con aquel o aquella que somos esencialmente.

La respuesta será algo así como que tenemos que desear correr la cortina o las cortinas del ego y lo que es bueno para nuestra vida entrará inmediatamente diluyendo, iluminando a la oscuridad. Por ejemplo, cuando entras en tu casa por las noches y todo está oscuro. ¿Qué haces? Pues, enciendes el interruptor de La Luz; es decir, corres la cortina. Cada vez que elegimos actuar alejándonos de nuestra naturaleza egoísta, de aquella que nos invita a querer recibir todo sólo para nosotros mismos, estamos abriendo más y más estas cortinas, o al menos eliminando más capas de nuestra personalidad.

Los celos y la envidia siempre constituyen energía negativa y despiertan a la ira en su portador. La ira es una emoción que está constantemente alrededor de nuestra vida, de nuestro estar siendo en este mundo. Todos somos vasija susceptible de conectar con estas emociones y suceden cuando vemos al mundo, a las circunstancias, a las personas a nuestro alrededor con malos ojos, cuando las maldecimos, en lugar de estar usando los buenos ojos, los ojos que bendicen (bien-dicen). ¿Qué sucede cuando estamos conectados con el mal observar y el maldecir? Sucede que esta conciencia se expresa desde adentro de nuestro ser hacia afuera y luego recibimos el rebote de afuera hacia adentro de nuestra persona. Lo que sale de nosotros, es muy probable que sea lo mismo que luego entre.

Imaginen lo siguiente. Resulta que tu médico te pide que hagas dieta porque tienes algunos problemas de salud que podrían resolverse cambiando los hábitos alimentarios. Entonces, comienzas a cuidar lo que entra por tu boca. Por ejemplo, te haces Vegan, vegetarian@, comes menos carnes, etc., etc. Comienzas a hacer consciente lo que entra por tu boca y su calidad. Ahora bien ¿cuidas lo que sale de tu boca? Solemos no cuidar lo que sale tanto de nuestros ojos como de nuestras bocas. ¿Logras ver y bien-decir a todos los demás con los ojos y las palabras de la misericordia y el amor? ¿Cómo estás viendo a las circunstancias, al tiempo, a ti mism@, a los demás, a aquello que está más allá de tu comprensión?

Cuando despierta el vacío en nosotros, los primeros invitados que se presentan al banquete son los celos y las envidias. Sentimos desde nuestra carencia que el otro tiene algo que a mí me falta y que en ese otro no se merece. Esa es una conciencia egoica. ¿Cómo transformamos este estado de carencia y de vacío para poder llenarnos de emociones, energías, sentimientos y sensaciones más generativos? ¿Cómo somos causa de situaciones, de vivencias más conducentes a nuestros propósitos de vida? ¿Cómo conectamos con una energía que esté siendo la causa de poder disfrutar y llenarnos de la bendición del otro? Ojo, no se trata de desear quedarte con la pareja de los demás, sino que a tu nivel puedas estar siendo protagonista de tu propia abundancia. Si algo nos afecta es porque somos nosotros los que abrimos el canal para que así suceda y todos lamentablemente comemos de alguna forma en estas situaciones poco felices.

¿Te vas dando cuenta de por qué atraemos juicio a nuestras vidas? De ¿por qué atraemos caos? ¿Por qué nos faltan el respeto, nos roban, nos abandonan, nos engañan, etc.?

Esto ocurre porque las personas nos reflejan las cosas negativas que tenemos que trabajar. En el momento en que emitimos juicio hacia los demás, es como gatillarnos con un arma de fuego. El juicio atrae más juicio hacia nuestras vidas. Juzgamos a los demás y nos ponemos mas negativ@s con lo que desde nuestro observador  las demás personas están haciendo mal. Nos encontramos emitiendo puro juicio y luego ¿podrías encontrar situaciones en donde atraes el mismo tipo de juicios hacia ti? Hay una frase que me gusta mucho desde hace tiempo y dice algo así como: “En el encuentro contigo recibo noticias mías”. ¿Estás pudiendo y permitiéndote conectar con las noticias que recibes de los legítimos otros cuando los miras con los ojos del juicio, cuando los nombras con la boca del mal-decir?  ¿Qué dicen estos juicios de ti? Se trata de ser la causa. Si esa persona se lo tiene ganado, se lo merece, yo también puedes tenerlo siempre que no caiga en actitud de juicio, dado que sino estaría abriendo los juicios de mis propias acciones negativas hacia mi mism@.

Las envidias y los celos generan limitación. Cuando miramos y emitimos juicio sobre los demás, estamos activando las miradas de los demás, la revisión sobre si lo que tenemos es merecido. Antes de que eso suceda te propongo, nos propongo que antes de emitir juicios, estemos revisando nuestro propio legajo y chequear si hicimos todos los deberes y si todo lo que tenemos es ganado.

Una forma es comenzar a despertar y dar importancia a nuestros pensamientos más generativos, más compasivos, más amorosos hacia la naturaleza Humana y de la vida. Nuestros pensamientos de aquí y ahora son lo importante y lo decisivo, los cuales en el caso menos conveniente nos direccionan hacia aspectos de negatividad y la activan también hacia nuestras propias vidas. Lo importante es querer conectar con emociones y un hacer más proactivo y dejar de ser reactivos de las circunstancias.

Ahora bien, todos tenemos el deseo de existir, de obtener y ganar dinero, de controlar y de tener cierto nivel de poder y finalmente, evolucionamos hacia el deseo de aprender, el deseo de obtener sabiduría. Es decir, somos y nos comportamos como una vasija que recolecta experiencias, vivencias y vamos viendo qué hacemos con todo ello, qué forma le vamos dando conforme vamos dando pasos por nuestro habitar el continuo e ininterrumpido presente.

Para conectar con el nivel más sabio, con lo que sería el deseo de aprender, el de tener sabiduría, les propongo despertar celos positivos. Es decir, el estar deseando constantemente adherirme a lo generativo, a lo positivo, a lo que es bueno para mí y para los demás al mismo tiempo. En PNL, cuando estamos con nuestros consultantes siempre hay dos preguntas fundamentales entre la batería de preguntas de chequeo que hacemos. Estas son: Y esto que quieres estar logrando ¿es bueno para ti? ¿Es buenos para los demás, para aquellos en quienes depositas autoridad? ¿Es bueno de acuerdo con las circunstancias? etc.

Todo comienza con un deseo. El deseo nos lleva a la necesidad, la necesidad despierta un pensamiento que afecta a nuestros sentimientos y a nuestras emociones. En el momento en que las emociones nos inundan, nos tiñen de sus colores, sus notas y sus aromas es cuando accionamos, cuando hacemos y materializamos o cuanto menos manifestamos nuestro deseo. Lo poderoso es nuestro deseo y nosotros elegimos con qué conectarlo, si con nuestra naturaleza más reactiva o con nuestro ser proactivo. ¿Con qué naturaleza conectas tus deseos ahora mismo?

¿Te preguntas que es el conectar y ser proactivo?

Pues se trata de estar constantemente tirando un cable hacia el plug-in, el enchufe que nos comparte la energía del recibir para compartir, del estar ampliando nuestro observador para encontrar a quien y cómo darle, cómo beneficiarlo. Al estar siendo más sensibles, elevamos nuestro nivel de conciencia desde donde sentimos y vemos lo positivo y generativo detrás de cada cosa, quitándonos del lugar del juicio tóxico y de nuestra propia carencia. La proactividad es la energía de los protagonistas al contrario de la reactividad que es victimaria. Todos cargamos con un paquete de negatividad del cual tomar conciencia y corregir.

Cuando compartimos, cuando conectamos con un ser más altruista, de recibir para compartir, bendiciendo al legítimo otro, nos sentimos llenos. Piensa en momentos en los cuales compartes con gente de tu entorno ¿cómo es darte cuenta de que están felices, de que se sienten plenos? ¿Cómo es para ti? Resulta más sencillo con los seres queridos, más debería ampliarse a todos. La única forma en la que podemos transformar nuestras carencias es actuando con la conciencia de lo bueno también es para mí, que soy merecedor de todo aquello que es bueno para mí y para mi aprendizaje. En coaching, por ejemplo,  apuntamos a estar consciente de que todos estamos en la misma aventura, nada más que en diferentes capítulos, con diferentes pruebas, distintos personajes principales y de reparto; sin embargo, el barco, la nave, es la misma ¿Cual? Pues la Tierra y nuestra vida. El darnos cuenta de que la felicidad de la otra persona puede ser también la nuestra.

Para cerrar,  te invito a que de a poco comiences por ampliar el observador@ que estás siendo de tu presente, de tus ámbitos, de tu mundo. Conecta con las circunstancias de tu vida con los ojos que ven más allá, con los oídos que escuchan más allá de lo evidente, con las manos y con la boca que dicen y tocan a la vida y a los demás con amor y compasión, que bendicen (bien dicen) a la felicidad y los logros de los demás como si fueran los propios. Este es el tipo de escucha que quienes somos facilitadores y consultores del comportamiento humano necesitamos para estar abiertos a lo que el consultante nos trae y para todos en general.

Nos seguimos leyendo…

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