¿Cuáles son tus oportunidades de acción cuando confrontas con otras personas con un objetivo concreto?
Digamos que toda la creatividad de acción que podamos emprender se puede simplificar en tres alternativas:
- La negociación diplomática
- La confrontación más marciana que implica ir a la guerra con esa persona, institución, población, etc.
- La certeza en que será lo que el Universo tenga preparado para mí.
¿Te pasa que normalmente cuando tienes un problema piensas que estás solo en la vida?
Llegado el caso puede ser que te encuentres pidiendo ayuda del cosmos. Pues, las soluciones para todos los conflictos que forman parte de nuestro guión de vida están siempre disponibles, solamente tenemos que estar permeables a conectar con nuestra creatividad para materializar esa respuesta lo cual normalmente no hacemos. A menudo nos decimos en diálogo interno cosas como: “Estoy solo, yo lo resuelvo, no necesito ayuda de nadie.”
Ante situaciones difíciles, lo primero es abrirnos a la posibilidad de que la respuesta está y de que hay infinitas formas en las cuales podemos estar logrando “eso” que es bueno para nosotros y para nuestros grupos de influencia.
A veces acudimos a nuestra capacidad más mercurial; es decir, a nuestra retórica utilizando palabras dulces, haciendo pedidos, dando explicaciones, etc. Quizás luego, ante la negativa nos encontramos diciendo cosas como: “Tu no sabes quienes somos nosotros… ” y ahí toda la parafernalia de razonamientos de por qué al otro le conviene hacer lo que le pedimos.
Muchas veces cuando estamos en una discusión no hay la claridad suficiente. Desde la ontología del lenguaje, los coaches sostenemos que cada quien dice lo que puede decir y cada legítimo otro escucha lo que puede escuchar. Sería como decir que tu hablas verde, el otro escucha rojo y habla violeta. Estos ruidos en el lenguaje sin punto de encuentro y conciliación implican no estar entendiendo la película completa de las discusiones.
La propuesta es poder salir de las discusiones en metaposición; es decir, verlas desde afuera, desde una posición más alejada para cambiar de perspectiva.
Aquí les voy a introducir un concepto que para mí y en línea con mi cosmovisión actual es esencial. En idioma corriente es el poder del arrepentimiento. ¿De qué se trata?
Pues de que ante una situación de conflicto nos podamos hacer una pregunta inicial que sea del tipo: ¿Qué hice yo para estar siendo parte actuante en esta circunstancia? ¿Dura no?
Se trata de llevarnos a nosotros mismos a transitar una vía de toma de conciencia acerca de nuestro tránsito por nuestro guión de vida. Implica estar arrepintiéndonos de corazón por aquellas acciones del pasado que luego de reflexionar nos vamos dando cuenta que fueron la semilla de nuestras experiencias actuales.
Se trata del espacio en donde nos arrepentimos, vamos al pasado causa de la semilla, sentimos el dolor de lo que causamos y lo arreglamos resignificando el episodio, o sea, tomamos responsabilidad, nos prometemos a nosotros mismos que no volveremos a incurrir en el mismo acto, cambiamos desde adentro y nos convertimos en otra persona.
La vida siempre nos pone en lugares donde tenemos que enfrentar segundas pruebas para demostrar que somos capaces de cambiar, que confíamos en nuestra capacidad de crecer como lo postula el título a este artículo.
La vida se trata de hacer errores, de darnos cuenta tomando conciencia de cómo somos causa de nuestros pesares y de estar pudiendo arreglarlos, sanando el sistema.
No importa que haga una persona, siempre y cuando podamos arrepentirnos de corazón y trabajemos en cómo subsanar nuestros errores, entonces podremos ser perdonados a partir del estar pudiendo y queriendo perdonarnos a nosotros mismos y habilitando la senda para continuar con un tránsito de vida generativo
De esta forma podemos cambiar el curso de nuestras vidas conectando con nuestra tendencia actualizante, con nuestra capacidad de estar embarazados de una mejor versión de nosotros mismos y activar la senda de la prosperidad y la abundancia espiritual, emocional y material.
¿Qué pasa cuando cinco años después te ponen en frente la oportunidad de volver a hacer lo mismo?
Esta es la verdadera prueba, el poder hacer nuestra restricción y decir que NO. Es acordarnos del dolor de nuestros actos del pasado. Normalmente, nuestras acciones del pasado no están muy ligadas con nuestro presente para nosotros. Nos cuesta recordar y vincular los hechos. No vemos con facilidad la repetición hacia nosotros de nuestros actos.
Otro punto importante es poder resignificar el presente y darnos cuenta de que la otra persona a través de sus comportamientos para con nosotros nos está dando una oportunidad valiosísima de cambiar. Dicen nuestros abuelos y también en una charla que escuchaba esta mañana que siempre venimos en pares; es decir, siempre hay un roto para un descosido. Siempre hay una persona que nos va a dar la oportunidad de transitar lo que necesitamos para nuestra evolución personal.
Siempre necesitamos del otro. Los seres humanos no estamos diseñados para estar solos sino que somos seres eminentemente sociales. Venimos a transformar y a cambiar y para eso necesitamos la ayuda de la otra persona. Se necesita un rico para que haya un pobre y un pobre para darle la oportunidad al rico de dar servicio. Se necesita de una persona que no tiene estudios para que una persona que es muy elevado en sus conocimientos lo esté pudiendo ayudar. Y así, empezamos a ver como en nuestros sistemas de influencia nos empezamos a ayudar los unos a los otros y a hacer nuestro trabajo y nuestra transformación en mejores personas.
Siempre necesitamos de alguien
Por otro lado, cuando recibes del otro o das al otro, no se trata sólo del ayudar, del ser dador sino que tiene que ver con el prestarnos a recibir como cuando inspiramos del aire que necesitamos para vivir y luego exhalamos para abrirnos al dar. Ese es un circuito completo de vida.
Por otro lado, también quiero resaltar la importancia de estar conscientes de que la vida e una gran oportunidad de trabajar con nosotros mismos y que así es que vamos creciendo con la vida y con el tiempo. A veces no nos creemos que hoy no somos la misma persona que éramos en aquél allá y entonces y que mañana ya no seremos la misma persona que somos hoy. Quedamos atados de hechos del pasado y creemos que nuestros recursos para responder a las circunstancias quedaron congelados en el tiempo en lugar de tomar conciencia de que necesariamente fuimos aprendiendo de la experiencia. Se trata de poder capitalizar las vivencias y transformarías en infinitas formas posibles de estar materializando nuevos comportamientos, formas creativas de resolver los conflictos, de innovar lo que hacemos en el mundo físico desde la toma de conciencia de la leyenda personal que somos, desde las vivencias que hoy son causa de recursos creativos. Vamos teniendo otro bagaje de la vida y sin embargo, a veces aún tenemos miedo.
A veces, nosotros somos los que no creemos que hemos crecido y que hemos cambiado
Es un gran aprendizaje que tenemos que confiar en nuestros procesos y tenemos que confiar en nuestra capacidad y en nosotros mismos. Tenemos todo para afrontar una situación y nos decimos,: “No te lo creo” y nos congelamos. Pero, ya la vida nos preparó para estar ahí y todo lo que fuimos pasando fue para este momento y nos tiramos para atrás y decimos no puedo. ¿Te hace sentido? ¿Te encuentras con pensamientos y situaciones como esta?
Te invito que tomes alguna situación, la más representativa para ti al momento de estar leyendo este artículo y que hagas en tu bitácora de vida una lista de todos los recursos que tienes para confrontar a esta circunstancia, a esta persona y que los combines en distintas formas creativas en las que podrías avanzar en la empresa de resolver, de dar sentido a estas circunstancias. Pregúntate:
¿De qué se trata esta situación? Actores, lugar, etapa del año, características del entorno, comportamientos que se manifiestan de un lado y del otro, lo que dicen, piensan y sienten los demás, etc.
¿A qué otra situación de mi vida se parece? ¿Puedo darme cuenta de que se trata de un hecho recurrente en mi vida? ¿Cuál? Ej: Desafío a la autoridad, forma de vincularme, falta de reconocimiento, inseguridad, falta de autoestima, miedo, etc.
¿Qué hice yo para estar en esta situación? Es decir, ¿A qué episodio, hechos del pasado se parece esta situación pero donde yo fui causa de una energía de dolor, de sufrimiento, incapacidad, etc., para con el otro? ¿Qué sucedió?
Si volviera a esta situación, lo puedes hacer meditando. ¿Cómo se sintió esa otra persona? ¿Qué podría hacer para actuar de otra forma? ¿Cómo lo subsano? ¿Me arrepiento de corazón y me comprometo a no volver a ser causa de la semilla de más malestar para otros y para mí?
y la pregunta fundamental:
¿Qué aprendí? ¿Qué nuevos recursos tengo hoy día a partir de estas circunstancias del pasado y que me permiten afrontar de otra forma lo que viene a mí cómo destino? ¿Cuál es el mensaje de los resultados y las respuestas a la situación actual? ¿Qué rol tiene el otro como maestro de mi sombra?
Espero que te hagan sentido las preguntas y te estén sirviendo para reflexionar.
Cuando estamos involucrados en una situación que nos toma es muy difícil ver. No solemos ver mucho más allá de nuestras narices. Normalmente no tenemos la visión y pueden pasar años y años y no le hablamos a familiares, a amigos, a personas que consideramos nos hicieron daño, incluso a un jefe que nos desvinculó de una organización y por orgullo no aceptamos que quizás lo que sucedió es para un bien mayor. Muchas veces no queremos ir atrás y decir me equivoqué, lo siento, hice mal y mucho peor aún, no somos capaces de decirnos a nosotros mismos, lo siento por tratarte así en aquél entonces y por seguir dándote la pastilla del veneno. Así vamos justificando la vida. Cuando pasan cosas malas nos justificamos y buscamos la salida por la que estuvimos bien y por la que tenemos autorización para odiar, en lugar de dejarlo al tiempo y aceptar que vamos a obtener la capacidad de perdonar, de rendirnos a las circunstancias, de transformarnos y volver a dar estructura a algo nuevo.
En la vida no sucede habitualmente que de cada cosa mala que hacemos inmediatamente nos viene el karma como oportunidad de aprendizaje, sino que suelen pasar años. El tiempo existe para que podamos arrepentirnos, para cambiar, para reconocer equivocaciones y aprender de nuestras lecciones. Se trata de proponernos ver acción y resultado a pesar del tiempo entre el uno y el otro.
Siempre la raíz de todo es algo espiritual. Hoy escuchaba en una videoconferencia el ejemplo de las cañerías. ¿Saben cómo es?
Si tapamos el baño, no necesariamente el problema se va a manifestar en el baño. Se puede manifestar en la cocina. Pero ¿Qué tiene que ver?
Pues es la misma cañería. Que nosotros no lo veamos es otra cosa. Cuando normalmente hay un problema en un lugar no viene de ese lugar, viene de otro espacio-tiempo. Pero no lo vemos, no vemos en dónde empezó el problema y el chiste es que se puede manifestar en cualquier área de nuestra vida. No vemos las conexiones.
Tomando el ejercicio anterior que te propuse. ¿Logras ver las conexiones? ¿Cuáles son?
De una u otra manera los personas personajes de nuestra vida van a cambiar para apartarse a lo que necesitamos trabajar en nosotros. Tiene que ver con nuestra misión de vida, con nuestro IKIGAI, nuestro propósito y los personajes de nuestra vida están ahí para hacernos trabajar en eso que es importante para nuestra evolución. Vemos a las personas como los culpables y no como los mensajeros.
Abandonar la conciencia de ser víctima y desarrollar al protagonista en nuestra vida es el secreto. Todo lo malo que cargamos como mochila de piedras en la espalda, todo lo que no perdonamos, nos arraiga, no nos deja elevarnos como personas.
¿Eliges ser víctima o ser protagonista?
Nos seguimos leyendo…
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