Consultor co-propietario de IKIGAI, Coach Ontológico, Master Practitioner en Programación Neurolinguística, Gestaltista en Desarrollo Personal y Organizacional, Consultor Sistémico Familiar y Organizacional, Facilitador por la Metodología Lego Serious Play, Posgrado en Neuromanagement, en Dirección de Marketing, Community Management y Marketing Digital, Contador y Magister en Derecho de la Integración Económica, Posgrado en Desarrollo Directivo, Director de la Tecnicatura en Comercialización Minorista, Titular Regular de la Cátedra de Comercialización Internacional y Facilitador de las Diplomaturas de Coaching Profesional y Herramientas para la Gestión del Liderazgo Organizacional en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Morón. Profesor invitado y disertante en diversos congresos y cátedras de distintas entidades.
Para apropiarnos de nuestra identidad necesitamos del desarrollo de la intimidad: una conexión subjetiva e independiente con nuestro mundo interior.
Para Alfried Langle hay cuatro motivaciones básicas que como ser humano necesitamos fertilizar para estar en armonía con nuestra existencia y orientar nuestro IKIGAI, la energía que nos invita a levantarnos cada mañana, hacia el sentido de la vida. Éstas son:
- Confiar en el apoyo del mundo
- Confiar en el valor de creatividad y de vivencia
- Aceptar al otro como legítimo otro (otredad)
- Encontrarle el Sentido a la Vida
La primera motivación responde con un sí al Ser en el Mundo, un sí a confiar en que el suelo, la corteza terrestre, el entorno todo, el planeta están para sostenernos;
La segunda motivación responde con un sí a la Vida; es decir, confiar en los valores de creatividad y vivenciales, animarnos a hacer algo distinto cada día, por más mínimo que sea el cambio y registrar la vivencia del transitar nuestras acciones. Ante una situación problemática decía Einstein que un problema no puede resolverse en el mismo nivel en el cual se creó, entonces, si es tu caso: ¿En este momento, ahora mientras que estás leyendo este artículo ¿Qué te gustaría hacer de otra forma? ¿A qué nuevo comportamiento podrías darle curso y vivenciar qué sucede? ¿Te animas a registrar en tu cuerpo, pensamientos y sentimientos los resultados de hacer algo distinto? ¿Qué sientes?
La tercera motivación responde con un sí a Mí Mismo, se trata de un sí a aceptarme tal y como soy en el mundo, tomando para mí la historia de mi familia de origen, de mi familia creada, mis vivencias con mis amigos, en el trabajo y conmigo mismo. ¿Me quiero tal y cual soy? ¿Qué necesito para aceptarme y amarme? ¿Soy capaz de amar de igual forma al otro?. Esta es la base de la autoestima y el foco central de mi artículo de hoy. ¿Lo descubres? Para quererme a mi mismo, necesito estar pudiendo aceptar al otro como legítimo otro, tal y cual está siendo en cada momento en que está en vínculo conmigo. ¿Qué sentido te va haciendo?
Y la última motivación radica en encontrarme con el Sentido por la Vida. Tema que también voy a desarrollar en los próximos párrafos, así que te pido unas líneas de paciencia y lectura con atención plena.
¿Cómo vas conectando con estas motivaciones? ¿Estás pudiendo ser en el mundo? ¿Le dices sí a la vida? ¿Te dices sí a ti mismo? ¿Encuentras el sentido y gusto por la Vida?
La primera premisa que te invito a adoptar si deseas cultivar, fertilizar y cosechar tus motivaciones, es que hagas lo necesario para llegar al conocimiento de ti mism@. ¿De qué forma? Una alternativa es tomar papel y lápiz, tu diario de viaje por la vida e ir registrando todo cuanto vas pensando, sintiendo, haciendo cada día y semanalmente, por ejemplo, ir pasando revista de tu bitácora de viaje por el ser, hacer y transcender en el mundo. Es importante, que puedas estar leyendo y escuchando con atención plena a cada detalle, especialmente, a aquellos aspectos en donde te conectas con frustración, con tu capacidad de fluir, de obtener logros acordes a tus expectativas y tus habilidades; en fin, que invites a toda la paleta de emociones que te son propias y que te animes a revivirlas con la lectura de tu historia de vida.
Según sabemos, los humanos somos los únicos seres vivientes con conciencia de existir como individuos distintos de los otros y de un entorno, con la habilidad de reflexionar acerca de nosotros mismos, formarnos una idea de quiénes somos y construir un autoconcepto, una identidad. Los humanos para ser tales necesitamos poder anclarnos en cada momento a una situación, a nuestro entorno y al mismo tiempo diferenciarnos del otro y de todo lo demás.
Nuestros genes reforzados por la influencia de la epigenética; es decir, lo que el ambiente aporta durante nuestro ser en el mundo en la forma de cultura, creencias, valores, idioma, religión, etc., y a través de las personas responsables de nuestra crianza, van dando lugar a que se forme nuestra particular manera de ser y de hacer en el mundo, nuestra función personalidad. Son los rasgos que nos distinguen al decir: “Yo soy así” o “este soy yo”.
El tiempo, su tiranía, su implacabilidad, aquél que de alguna manera también nos hace humano, al sabernos finitos, es testigo de nuestros cambios de aspecto, de la muerte y regeneración de nuestras células, de la evolución de nuestras ideas, de nuestros cambios de profesión, de contextos, aunque, no obstante, mantenemos siempre la convicción inalterable de que somos la misma persona. Nos encontramos en constante transformación, pero la identidad, que sostiene desde nuestra memoria, nos recuerda en todo momento quienes somos.
Ahora bien, vos que estás leyendo este artículo: ¿Sabes quien sos? ¿Has logrado el nivel de intimidad contigo mism@ suficiente como para conocerte en profundidad?
Estas experiencias de intimidad con uno mismo, se pueden transitar en el seno de la familia de origen, siempre que dentro de nuestros sistemas familiares estemos pudiendo y queriendo dejar emerger nuestro deseo, y que es fundamental, qué éste sea permitido y aceptado por el árbol, por el sistema familiar. Muchas veces, nuestro sistemas familiares se tornan rígidos y no permiten ampliaciones, nuevas incorporaciones, excluyendo todo lo distinto, lo temido, lo no querido. Sin embargo, sucede desde la concepción sistémica que lo que se evita se invita y esto no sucede de la forma más ecológica por lo general.
En este proceso de construir nuestra personalidad y conocernos desde los espacios de intimidad que vamos encontrando, se nos presentan dos fuerzas opuestas; la necesidad de pertenecer, de ser aceptados y la necesidad de respetar nuestra propia individualidad, de ser distintos, con el riesgo de quedar al borde de la exclusión del sistema por quebrantar sus leyes, aquello que es considerado aceptable para el grupo de pertenencia.
La adolescencia es el momento crucial, porque es cuando nos construimos como individuos, ejerciendo vínculos simétricos, identificándonos con el parecido, el diferente, comparando creencias, estilos de comunicación y valores que conformamos con nuestros primeros aprendizajes allá lejos en la primera infancia.
Nuestros rasgos culturales nos constituyen como individuos. Nos reconocemos por nuestra pertenencia a una familia y grupo social, nuestra nacionalidad, nuestro idioma y nuestras tradiciones. También nos influyen, el nombre que nos pusieron y nuestro apellido que dan cuenta de nuestros orígenes, herencia y filiación, la apariencia física, que hace que podamos reconocer nuestros rasgos como propios y simultáneamente como aquellos que nos incluyen a un grupo determinado, con más nuestros datos de nacimiento, estudios, profesión, y todo aquello que cual bitácora de vida, habla de quienes somos.
Por eso es que vuelvo a recalcar aquí, sobre la importancia de llevar una bitácora diaria de nuestro transito por la vida.
La necesidad de pertenecer y de ser reconocidos como tales, o de sufrir cuando no sucede de esta forma, están en la base de la construcción de nuestra identidad. Por ejemplo, te propongo te preguntes lo que haces cuando conoces a una persona por primera vez.
Dice Ken Wilber, que cuando nos vinculamos con alguien por primera vez, pues, nos encontramos ante dos posibilidades: ¿Se trata de alguien en quien podría confiar? o bien, ¿Soy capaz de reconocer y respetar a esta persona? ¿Merece mi respeto? y dice Wilber que ambas cosas no pueden darse simultáneamente o cuanto menos, no en la misma medida. Ahora bien, ¿desde donde conectamos con una u otra forma de vincularnos? Pues inciden directamente nuestras vivencias y aprendizaje desde quienes somos a partir de nuestras familias de origen, familias creadas, amigos, trabajo y nuestro vínculo con nosotros mismos, nuestra propia intimidad. La propuesta, es sostenernos desde lo que cada quien ha construido desde la diferencia. Es una tarea artesanal de ir armando cual muñeco de plastilina, nuestro propia estructura con lo que hay, con lo que eligimos, con las personas que fueron y son modelos, y con las ideas que encontramos en consonancia con lo esencial de cada uno de nosotros. Te propongo tomar plastilinas de colores y que construyas una imagen de ti mism@ y que cada color represente algún aspecto tuyo, mientras vas documentado fotográfica y vivencialmente en tu bitácora lo que te pasa, aquello de lo que te vas dando cuenta. Después me cuentas en comentarios a este artículo. ¿Te parece? Vos podes ser arquitect@ de tu propia manera de ser y estar en el mundo, ser fundador@ y dar vida a tantos grupos de pertenencia como esquemas de códigos, ideas, reglas, creencias y valores. Sé como la plastilina, flexible de acuerdo con el entorno, firme con todo aquello que te hace sentido y animate a crear nuevo, a registrar, reflexionar y capitalizar tus vivencias, queriéndote tal y como eres, feliz de ser en este mundo y con confianza de que está para sostenerte.
Ahora te propongo que tomes tu bitácora de vida y que le agregues hojas adelante, o un cuaderno anterior, sí, el relato familiar, tu historia. En estas páginas que preferentemente deben ser muchas, muchas, muchas y quizás nunca termines de escribir, te invito a que conectes y registres la historia que te transmite la familia de origen, los objetos, las anécdotas y personas que le otorgan significado y certidumbre a lo que para vos es la realidad, ensayando explicaciones y justificaciones a las acciones y tendencias y dando crédito a aspiraciones y deseos conjuntos.
Este relato que vas a estar escribiendo no tiene por qué ser la verdad más absoluta, sino aquella verdad como tu la recuerdas, como te la han contando o mismo como tu recuerdas que te la contaron. El cerebro no distingue realidad de ficción, así que es muy importante por sobre todo conectes con tu propia forma de ver las cosas y con el qué te pasa cuando lo vuelcas en papel y luego lo vas releyendo. Si pasó tal y cual, quien sabe. Ahora bien, ¿importa? Pues, la propuesta es que lo que verdaderamente importa es quien eres a partir de lo que piensas, lo que te dices, lo que sientes y lo que haces.
Bien, a partir de este relato, ¿quien sos? ¿Qué capacidades tienes y qué rol desempeñas en tus grupos? Ejemplo: “Los Alvarez son sinónimo de seriedad”, “Los Dieguez respiran armonía”, “Los Rodriguez son la justifica en estado puro”, “Los Peréz hacen posible lo imposible”, “Los Oliver viven para el sacrificio” …, También tienen gran peso las historias de los antepasados de la familia, aquellos que deben ser incluidos en el sistema y respetados por el rol que han tenido en la construcción de la realidad tal y como se presente ahora mismo. Si te interesa este tema, te invito a ver una serie en la que encuentro mucho de todo lo que estoy escribiendo: “Doce monos”. Allí podrás conectar con qué significa esto de héroes que reflejan lo bueno y se da lugar también a la figura de los malvados o detestables, que representan aquello que rechazamos y elegimos dejar afuera, excluir, por lo que raramente mencionamos a estas personas fuera de la intimidad de la familia o directamente los excluimos, los extirpamos cual cáncer. Pero ¡¡¡OJO!!! Todo lo que se excluye, se invita a través de sucesos que irán aconteciendo desde este presente y en adelante. Te invito a aprender y escribir largo y tendido sobre tu historia familiar, a investigar, a documentar todo, pues estas historias constituyen tus anticuerpos, es una vacuna que te llena de la protección de la experiencia, de las vivencias de la historia de tu clan. Toma contacto con tu historia oficial y oculta. Hazte cargo de las creencias que circularon, cuáles características de los miembros has inoculado, con cuáles te has identificado y sobre todo, cuáles fueron los secretos y las mentiras que necesitan ser sacados a la luz para que merme su peso.
Esta historia sin fin, te pone en mejores condiciones para cuestionar y cambiar aquellas pautas que por su rigidez e intrusión pueden hoy día estar trabando tu bienestar, sí, tu bien estar y hacer en el mundo, alejándote de quien sos, de lo que verdaderamente sentís, de lo que genuinamente elegís, de quien querés ser y de lo que querés hacer. De este conocer de tu historia, de tu presente vas a poder estar extrayendo el poder para ser protagonista de los cambios. También sabe que no estas determinad@ por tus genes, ni por tu leyenda familiar, ni tenes que repetir patrones. El tema es que es fundamental iluminar la verdad, dado que no podrás cambiar lo que no descubras.